Aunque más que vivir, lo de última temporada es sobrevivir. La entrega de mi casa se ha adelantado más de seis meses (cosa bastante poco frecuente) y me ha pillado el toro, con lo que ahora estoy en pleno "fregao" de hipotecas, cocinas, muebles, etc...

Quien me iba a decir que iba a entender de Silestone y de los estratificados chapeados en ABS, y que además de pararme en los escaparates de las tiendas de móviles e informática, iba a comenzar a pararme en los de las tiendas de muebles. Mi lectura también ha variado, y se ha ampliado a revistar como "El Mueble" o el catálogo de Ikea.

No obstante, y aunque no pueda postear sobre ello, sigo trasteando, y a lo largo del estos últimos días he podido actualizar la XDA II a la release definitiva de Windows Mobile 5 (con más memoria libre que en la Release Candidate que circulaba por ahí), he trasteado con ActiveSync 4 y la sincronización con Mobile Media Player 10. He montado Auditor y WarLinux para probar a explotar las vulnerabilidades de las redes WiFi y he instalado BEA Platform 8 para estudiar las posibilidades de personalización del Look&Feel de Bea Portal. Estoy empezando a evaluar Ventuz, una herramienta impresionante para la creación de presentaciones 3D. También me ha dado tiempo para instalar Astro, una herramienta para crear efectos en Flash, similar las Wildform Fx, e incluso para modificar la configuración de Blinkx y optimizar su funcionamiento a la hora de indexar documentos en castellano.

Solo espero tener un poco de tiempo para poder ir contando todo esto, y las cosas que espero seguir probando.

Escuchando: Drown Me Slowly - AudioSlave. Out Of Exile (2005)

No alcanzo a comprender cómo ha sido posible, pero hace quince días mi reloj se empañó en extremo, y aunque por las noches la humedad se condensaba, a lo largo del día el vaho hacía ilegible la hora. Se me ocurrió secarlo con una bolsita de silica gel que venía en un artículo recién desembalado. El silica gel es una arena porosa de silicio que viene en bolsas pequeñas porosas, blancas, y suele acompañar elementos elecrónicos embalados. El sobrecito de silica gel suena como un sonajero si lo sacudes.

El experimento funcionó bastante bien: el gel no estaba saturado, y en buenas condiciones puede reducir en un 40% la humedad ambiental. No estoy seguro del papel del secante en este asunto, pero si alguien le sirve de pista, he aquí una receta de bricolaje modestamente audaz:

1. Consigue una bolsita de silica gel. Puede venir con un ordenador, un teléfono móvil, un accesorio electrónico. Es conveniente que la bolsa de silica gel no lleve mucho tiempo expuesta al aire.
2. Consigue una bolsa ziplock, o cualquier otro recipiente que puedas cerrar bien (nunca conseguirás cerrarlo de verdad, pero la cuestión es reducir la exposición a la humedad ambiente).
3. Guarda el reloj dentro del recipiente, mete el silica gel dentro (sin sacarlo de su sobre) y cierra el recipiente.
4. Puedes dejarlo por las noches y sacarlo durante el día.

Dos tomos de la Editorial San Martín, serie “historia del siglo de la violencia”. Son de esos libros escritos en los 60-70 que la gente de mi generación anda comprando en sitios como el rastro, Moyano, etc. Son muy reveladores y los pongo aquí juntos porque son una especie de Ying y Yang. Hace poco un amigo me contó que se compró toda la colección después de rastrear la editorial y la distribuidora. Tecnodependientes abstenerse, porque este amigo mío lo consiguió única y exclusivamente a través de teléfono y correo postal y unas cuantas horas de investigación, aunque documentándome para la nota, veo que la ficha del Ministerio de Cultura indica los datos de contacto. Hace unos años, encontré, encuadernados en piel, los libros de la colección que versan sobre el ejército alemán, en puestos del rastro de Madrid especializados en nostálgicos del régimen anterior.

El libro del T-34 da una serie de detalles y aspectos técnicos, aunque posteriormente se convierte en una crónica del frente ruso. No por ello deja de tener interés, incluyendo las anécdotas que jalonan la narración. La contraportada es bastante contundente, citando opiniones de generales alemanes: "preocupante", dice uno, y luego el editor se pregunta: "¿quién podría definirlo mejor?".

Guerra de invierno es quizá más interesante. Presenta un episodio poco conocido de la Segunda Guerra Mundial: la invasión soviética a Finlandia en 1939. Finlandia aguantó épicamente la agresión con un ejército pequeño y mal armado pero tremendamente motivado y creativo. Opuesto a un invasor que confiaba en la cantidad, predecible e incapaz de llevar la iniciativa, resistió cosa de tres meses, hasta que tuvo que claudicar. Murieron miles de soldados rusos por pura incompetencia de sus mandos. "Parecía como si les diera igual morir", me dijo alguien hace unos años. La errónea lectura de la eficacia soviética en este conflicto indujo a los alemanes a pensar que el ejército rojo era una fácil presa, y el contraste entre los ejércitos retratados en T34... y Guerra de Invierno es llamativo.

Sin embargo, lo más interesante de este libro es el trasfondo. El relato es tremendamente ilustrativo de la división entre Francia y Gran Bretaña, de las dudas y vacilaciones, de la coyuntura europea del momento, de la incapacidad de sostener la propia política de seguridad y la falta de voluntad de cumplir compromisos y amenazas en el momento de la verdad. De la necesidad de no molestar a un hipotético aliado (la URSS), tan agresivo como Alemania; del juego de alianzas y equilibrios, y de las quinielas que se realizaban en 1939, cuando Alemania había invadido Polonia y la URSS también. Lo cual no está de más recordar estos días en que se conmemora el VE Day, día de la victoria en Europa, que no el mal llamado "final de la Segunda Guerra Mundial" que la prensa ha decidido inventar estólidamente, suponemos que porque queda mejor en los titulares de los desfiles rusos (quienes por cierto mataron casi tantos rusos como los alemanes). La guerra acabó el 14 de agosto con la rendición de Japón.

Y terminada esta digresión sobre celebraciones extemporáneas, vayamos con los datos bibliográficos.

MCU: T-34 Blindado Ruso, ISBN: 84-7140-062-6
MCU: Guerra de invierno, Rusia contra Finlandia, ISBN: 84-7140-128-2

Y los datos de la editorial por si alguien quiere probar suerte.

Postscriptum: y ahora, hagamos apuestas. Si el lema de esta web ("vicio y subcultura") atrae a numerosos incautos, ¿qué pasará cuando Google indexe el título de esta nota? Sí, el señor Richard C*nd*n consta como autor de Guerra de invierno. Atentos a nuestro palabrómetro.

Si una mañana de primavera ves cuervos remoloneando por las inmediaciones, entonces es señal de que a mediodía llegarán los buitres. Generalmente los buitres vuelan en bandadas barriendo territorios del tamaño de una provincia buscando alimento, y se ocupan de sus asuntos tan silenciosamente como las estrellas se ocupan de los suyos. Los buitres leonados o comunes pesan entre 7 y 12 kilogramos y miden casi tres metros de envergadura (la distancia entre las puntas de las alas). Pese a su tamaño, cincuenta buitres pueden pasar a veinte metros por encima de tu cabeza sin que te enteres. Se desplazan a unos sesenta kilómetros por hora y aprovechan las corrientes térmicas para ascender, razón por la cual se les suele ver volando en círculos.

Cuando el más hambriento se decide a aterrizar, se lanza en un espectacular picado. Un viejo manual del ICONA que hay por casa afirma que entonces alcanzan los 165 kilómetros hora, y es probable que sea cierto. La mañana es tranquila y silenciosa, la bandada puede estar encima tuya y no te enteras de nada, hasta que de repente oyes como si un ciclista bajara el puerto lanzado. Como si una cerilla enorme ardiera detrás tuyo. Levantas la cabeza y no ves nada, pero están ahí. Vuelves a oirlos, y entonces van bajando. El orden de llegada es importante: se come por orden jerárquico, pero el primero puede aprovecharse un poco de la ventaja antes de que llegue el más viejo.

Llevo viendo los buitres más de veinte años, y he terminado por aficionarme a fotografiarlos. Es una actividad interesante: hasta que no pierden altura es difícil sacar buenas fotos, así que combinas sigilo con alerta. Los cuervos del amanecer son un aviso. Si estás pendiente de ellos y posteriormente de los milanos, puedes saber que los buitres han llegado en el momento en que cuervos y milanos se alejan. Cuando los buitres se deciden a bajar, si quieres llegar hasta ellos te espera una caminata. Son precavidos y desconfiados: llevan observándote un buen rato y no te pierden de vista. Acercarse a ellos con una cámara digital con zoom 3x es difícil: el zoom es escaso, y las buenas ocasiones son pocas. Hay que acercarse con cuidado, aprovechando sombras, dando rodeos por caminos estrechos. No puedes acortar por los prados porque resultas demasiado evidente.

Hoy he tenido suerte: cosa de una docena se ha posado a medio kilómetro y he podido acercarme bastante. Las fotos no han sido buenas, pero he conseguido fotografiar a uno maniobrando a baja altura. Según he ido acercándome, han ido levantando el vuelo con desgana, pero el último ha vuelto a tomar tierra, demasiado lejos, pero he captado las maniobras. Tuercen las alas y el cuello, normalmente replegado. La semana pasada estuvieron un rato rozando las copas de los árboles. Fue menos emocionante que acecharlos, pero entonces tuve más suerte y las fotos fueron mejores.

Beevor es un historiador con varios libros publicados y se puede decir que es un autor de éxito, quizá el exponente más conspicuo de cierta hornada de historiadores de fama. Stalingrado es quizá el más notable de sus libros, por cuanto trabaja con mucha información inédita, y con el que se dio a conocer masivamente, al menos en España.

Se dice que el cerco de Stalingrado fue el punto de inflexión de la Segunda Guerra, porque tras ese revés los alemanes perdieron la iniciativa estratégica, y los rusos demostraron al mundo que el ejército alemán no era invencible. (Hay quien dice lo mismo de El Alamein, aunque la magnitud del desastre alemán fue menor). El relato es crudo e implacable con ambos bandos. Desde la obcecación alemana, que al final convirtió la ciudad en un matadero para sus propias tropas, hasta la implacable falta de piedad que los rusos tenían para con sus propios civiles y soldados heridos, que no les diferencia demasiado de los modos de sus enemigos. Las penurias y sufrimientos relatados convierten a “Enemigo a las puertas” en un chiste simpático (“un hombre coge un fusil, otro coge un cargador. Cuando caiga un hombre con fusil, otro sin arma lo recogerá.”).

Si de Sebastian Haffner reseñábamos dos obras complementarias que muestran a dos antagonistas, Stalingrado tiene su pareja en Berlín, la caída, del mismo autor y tan cruda A no confundir con la película el hundimiento, pues si bien los hechos históricos son los mismos y probablemente comparten fuentes, la película se basan en una obra diferente.

MCU. Editorial Crítica, Barcelona, 2003. 456 páginas

Quizá el mejor libro generalista moderno sobre la Segunda Guerra Mundial. Es un manual completo, conciso (para el tema tratado), su lectura se disfruta. Resulta libro interesante porque, entre otras cosas, no da nada por hecho y por sabido, y al tiempo hace suya la máxima de que los aficionados hablan de estrategia y los profesionales de logística (cuánto hay de verdad, dirán los jugadores de OCS).

Desmitificador con casi todos los tótemes de la época. Pone a caer de un burro a todo el mundo (Guderian, Rommel, Monty, Churchill). Contiene la descripción más divertida que haya leído nunca de Omar Bradley, y un montón de verdades como puños soltadas con atrevimiento y originalidad. Sólo se salvan Eisenhower (“es impresionante el mérito de este hombre al bregar con una panda de cascarrabias ególatras”, cito mal recordando) y Patton: si no hubiera sido tan bocazas, su valía no se habría desperdiciado. Interesantes anexos sobre armamento y asuntos militares: logística, etcétera. Los mejores capítulos son los finales, (pueblos en guerra), ya que ilustran las consecuencias sociales del esfuerzo industrial. Pese a tratar un asunto manido, he disfrutado de los enfoques novedosos, y los capítulos sociológicos. Determinados pasajes se hacen áridos por la falta de novedades si se conoce el tema, pero aun así merece la pena.

Los dos autores reconocen implícitamente su anticomunismo, así que la única pega es que algunas afirmaciones o teorías deben leerse sin apasionamiento. Algunas fuentes autorizadas discuten en internet ciertas afirmaciones muy particulares; por ejemplo, Charles M. Baily (moderno teórico retroactivo de la guerra mecanizada, con un inencontrable manual sobre la doctrina de blindados norteamericana en 1930-45), discute ciertas aseveraciones [PDF] sobre el protagonismo de Patton al retrasar la producción del M26 Pershing, pero ya estamos hablando de finísimas hiladuras. Para los fans del tipo de discusiones sobre si el T34 era mejor que el M4 Sherman, este foro será de su interés.

MCU, ISBN 8484323234, Editorial Crítica, Barcelona, 2004, 504 páginas. Estos días he visto ediciones de bolsillo, más económicas y en dos tomos.

Llevo una temporada evaluando soluciones de ECM (Enterprise Content Management), en concreto en las funcionalidades de Gestión Documental pura y dura (DM), y colaboración.

Entre las soluciones que estamos analizando se encuentran InvesDOC, Documentum, Vignette, Filenet y HummingBird.

Llevo ya una semana probando la suite de colaboración de Documentum, llamada eRoom, y creo que hasta ahora, no había visto nada igual. Nada igual al menos en cuanto a usabilidad, porque personalmente creo que deja bastante
que desear. Empezando por los botones de Aceptar y Cancelar, que no están donde todo el mundo espera tenerlos.

Más vale una imagen que mil palabras:

¿Qué opináis?

Escuchando: Iio - Is It Love. Poetica (2005)

Echando un vistazo a los logs, hemos descubierto que en ocasiones algunos visitantes preguntan por una dirección incorrecta para descargar el plugin DRAE del Diccionario de la Real Academia Española (DRAE) para Firefox.

El error está en la URL que aparece dentro del propio plugin para realizar las actualizaciones automáticas. Si alguien ha recibido un error al actualizarlo, puede intentarlo ahora. En cualquier caso, os aconsejamos desinstalar el viejo y colocar el correcto, que está donde siempre.