El otro día tuve en mis manos este trasto, que cuando tenía diez años me habría convertido en rey por un día.

Dependiendo de cuándo y dónde tuvieras diez años, esto podría llamarse rulo o tirapotongas. El rulo estaba hecho con un rulo para cabello (o "chicho") y un globo. Cuando me mudé a otra ciudad, descubrí que los niños de allí eran más prácticos y, en vez de rulos, utilizaban los cuellos de las botellas de PVC para agua mineral, en aquel entonces un artículo de semilujo que sólo se popularizaba en época de inundaciones o crecidas. Al resultado lo llamaban tirapotongas. Visto en retrospectiva, el rulo es más... ¿sugerente? pero en aquel entonces esos asuntos no nos quitaban el sueño, y lo importante era la potencia del invento, la resistencia de los globos, y conseguir un proveedor de botellas.

El rulo/tirapotongas era un artilugio barato, fácil de fabricar, requería de capacidad de negociación para encontrar botellas y gomas elásticas (lo que en parte constituía en sí un juego), se escondía con facilidad y era bastante inofensivo. En algunas batallas campales celebradas en los descansos de clase, nunca hubo heridos ni ojos salidos.

El invento se puede encontrar en http://www.thinkgeek.com/cubegoodies/toys/60b6 y vale 16 $.

 Es inofensivo y se limita a lanzar una bola de aire hasta diez metros, de creer la propaganda. Yo lo probé en un bar atestado y no había posibilidad de despeinar a mucha gente sin provocar un altercado. La fuerza elástica no radica en la bolsa de plástico, sino en una goma adosada al tirador negro. Como no puedes apretar la bolsa, no hay manera de sujetar ningún proyectil. Hace bastante ruido, lleva un punto de mira abatible para completar el conjunto (y potenciar la conversación), y si eres chico, además de darte una excusa para hacer el bobo y parlotear con los amiguetes, es indudable que te habrá hecho recordar los buenos viejos tiempos de la niñez.