Este de la foto es Cuckoo. Servirá para ilustrar un provocativo concepto: el elogio de la mediocridad. Cuckoo es un PzKpfw V o "Panther", un tanque alemán capturado por los británicos en 1944, puesto en servicio contra sus antiguos dueños. La estrella de cinco puntas inscrita en un círculo es un signo de identificación aliado (que no exclusivamente americano) de la época. Normalmente los tripulantes borraban la estrella con lo que tenían más a mano (pintura, grasa, barro, nieve, tiza, lonas, sacos de dormir, mochilas) porque el enemigo la empleaba para apuntar mejor, y sólo la dejaban en las partes visibles desde el aire. En el caso de Cuckoo, la pintaron bien grande porque la silueta del Panther es muy característica.

La historia de Cuckoo
Los británicos encontraron a Cuckoo abandonado en un granero holandés. Estaba en perfecto estado; seguramente su tripulación fue sorprendida durante un descanso y apenas tuvo tiempo de escapar. Los británicos le echaron una mano de pintura reglamentaria y lo juntaron con sus nuevos amiguitos de los Coldstream Guards, que tenían por costumbre bautizar sus cacharros con nombres de pájaros. De ahí esa fina muestra de humor campestre. Algunos veteranos lo llaman "cookoo".

Los anales indican que Cuckoo fue bien acogido por los tanquistas británicos: pese a sus 43 toneladas resultaba grácil en el barro. "A pesar de ser 8 toneladas más pesado que nuestros carros, negociaba el abominable firme alegremente, mientras nuestros tanques acababan en una zanja cada dos por tres". Estaba mejor artillado que los tanques churchill ingleses y resultaba invulnerable frente a muchas armas del campo de batalla de Europa occidental. Su óptica era una delicia. "Encajábamos los tiros entre las ventanas sin fallar uno solo", recoge la crónica del ataque a un castillo.

Un día, ya en Alemania, la bomba de gasolina se estropeó y, sin repuestos a mano, tuvieron que dejar el tanque atrás.

Panzerkampfwagen V Panther Sd. Kfz. 171
El Panther era un tanque medio que empezó a usarse en 1943. Esta mole, grotesca y poco elegante, suponía un quebradero de cabeza para los tácticos aliados, que no tenían gran cosa para oponerse a él en el campo de batalla. La mayoría de armas aliadas era inocua contra su blindaje. Era más rápido y versátil que los tanques Tigre y casi tan invulnerable. Tecnológicamente era el tanque más avanzado de su época: algunas variantes estaban equipadas con sistemas de protección para guerra química, y otras disponían de visores infrarrojos para combatir de noche. Para ser un tanque alemán, su aguante no estaba nada mal y, de hecho, bastantes se emplearon en otros ejércitos tras la guerra.

Los rusos decían: "se parece a nuestro T34", "está fuertemente blindado", "nos bate a 2 kilómetros de distancia". Esto último implica dos cosas: que acertaba a esa distancia y que su cañón era potente. Lo que no está nada mal, teniendo en cuenta la reacción de los alemanes al toparse con el T34 (dijeron: "preocupante").

Una pregunta incómoda
Pero, después de este panegírico, cabe preguntarse lo siguiente: si era un arma tan excepcional, ¿cómo es posible que sus dueños perdieran la guerra?

(continuará)