Abrimos una categoría en simbiontes sobre libros que versen sobre la segunda guerra mundial. Un listado de obras sobre la segunda guerra mundial recientemente escritas y algunas joyas no tan modernas.

La historiografía sobre la segunda guerra mundial ha pasado por diversas fases según los conocimientos disponibles en cada momento. Más o menos, se puede hacer una división en cuatro etapas.

La primera fase corresponde a todo lo que se escribió hasta los años cincuenta. Es un momento típico para diversos libros de memorias. La mayoría de los actores siguen vivos y desean aclarar su participación de una u otra manera. De esta época son la mayoría de los diarios personales, y en todos los casos se hace una exposición subjetiva. Los que de una u otra manera fracasaron siendo relevados, justifican sus errores y decisiones. Quienes tuvieron éxito o aspiraban a la fama y quizá deseen promocionarse políticamente. Particularmente en el caso de los alemanes, hay también un intento de desligarse del nazismo. Es el caso de Schmit, que habla de la caballerosa guerra del desierto, o el de Hans Rudel, que incide en la cruzada contra el comunismo. Con la incipiente guerra fría, son defensas y comentarios que ciertamente venían al caso. Alguna de las justificaciones más sorprendentes son las implícitas en los comentarios que Guderian dedica a las personalidades de Reich, especialmente la manera en que desautoriza a quienes sirvió fielmente y cuyos sobornos aceptó gustoso.

Con el paso del tiempo se entra en una segunda fase, donde las historias personales son más difusas y comienzan las historias oficiales de los diversos cuerpos militares. Es un momento en que la información disponible se ha ordenado y comparado, de manera que hay una criba. De esta época son la mayoría de los viejos manuales con los que mi generación se fue aficionando a este asunto. Obras de los sesenta, que estaban por casa y pertenecían a familiares mayores, primos, etcétera, y también ciertas obras muy populares por entonces, como las de Sven Hassel, y especialmente Cornelius Ryan, basadas en relatos de veteranos y que narraban importantes acontecimientos, muchas de ellas llevadas al cine. También de la época son las películas como el D ía más largo, los cañones de Navarone, etc. En su conjunto, la memoria colectiva de las generaciones que no vivieron la guerra se basa en lo escrito y divulgado en esta época.

Sin embargo, esa segunda etapa está muy viciada por incorrecciones y medias verdades que ofuscan cualquier análisis que vaya más allá de batallas concretas. Por definición, el testimonio personal carece de la visión de conjunto. En 1974, comienza una tercera etapa cuando los británicos hacen público que desde 1940 habían roto las claves alemanas, pudiendo leer las transmisiones enemigas con facilidad en el plazo de horas. Al final de la guerra, esta noticia se mantuvo oculta para conservar una posición de ventaja y, además, porque los británicos habían regalado un montón de máquinas enigma a sus antiguas colonias, asegurándoles que seguían siendo invulnerables. La lectura de diversos acontecimientos cambia entonces. Por ejemplo, la guerra en el desierto o en el Atlántico. No cambia tanto el análisis táctico de las batallas como el análisis de la diplomacia, la estrategia y la política. También por entonces se hacen públicos otros secretos, como el código navajo, y se divulga que los americanos, por su lado, habían roto las claves japonesas (y durante la ocupación habían recomendado al gobierno japonés que siguiera utilizándolas). Esta es también una revelación de cierto calado, ya que hasta cierto punto implica que el gobierno norteamericano se habría dejado atacar en Perl Harbour para así arrastrar a la guerra a un país renuente, o al menos se convierte en una hipótesis verosímil. El conjunto de asuntos de inteligencia desclasificados con el tiempo no modifica los acontecimientos narrados, pero sí cambia el análisis sobre las posibilidades de cada bando y las decisiones que tomaban.

La cuarta etapa comienza a principios de los noventa, y probablemente sea un cierre del círculo. La disolución de la Unión Soviética propicia la apertura y desclasificación de los archivos soviéticos, que en su mayoría habían permanecido cerrados, y de los que sólo se habían realizado publicaciones interesadas, por ejemplo para desacreditar a alguien. La apertura de estos archivos hace quince años ha permitido la aparición de nuevos estudios y teorías muy interesantes. El papel de Stalin y de la Unión Soviética es de vital importancia, y hasta la actualidad o no había estado claro, o se había ofrecido una versión interesada. En qué medida la Unión Soviética fue un poder semejante al nazismo, qué parte de responsabilidad le toca, o cuál era la agenda oculta de Stalin, son factores necesarios para comprender la Segunda Guerra Mundial.

Cuando un archivo se abre, ocurre paulatinamente y la información no está inmediatamente disponible de forma pristina, sino que pasan varios años hasta que alguien ata cabos. Dicho de otra manera, no hay una carpeta que dice “quién mató a Kennedy” ni colecciones de verdades evidentes, sino algo más sutil. Por ejemplo, del análisis concienzudo de montones de legajos desperdigados en varios archivos que se abren poco a poco, y que contienen instrucciones, minutas y hojas de contabilidad, permite que algunos estudiosos mantengan la conclusión de que, en junio de 1941, Alemania atacó a Rusia sólo dos semanas antes de que esta atacara Alemania.

El proceso de asimilación del contenido de estos archivos es por tanto laborioso, y sus primeros frutos están apareciendo ahora, cristalizados en un montón de publicaciones que aportan puntos de vista interesantes y novedosos.

Un listado

Los libros que siguen son, en su mayoría, ediciones recientes a la luz de la mencionada cuarta etapa. Algunos son descubrimientos personales. Otros provienen de amigos. Es interesante notar cuándo un libro completa otro. Escribo cada reseña en un post. Irán apareciendo periódicamente.