Aunque estamos a finales de noviembre y las primeras bandadas se vieron a finales de septiembre, todavía es posible avistar aves migratorias, especialmente estorninos, y algún grupo pequeño de ánades. Estos últimos (gansos, patos, cisnes) se distinguen con facilidad por los cuellos alargados y las formaciones en uve invertida. Probablemente sea una de las metáforas más universales sobre el otoño y la melancolía. Es fascinante verlos volar contra el viento, aunque para ellos no sea divertido: apenas avanzan y se limitan a cernirse.
En cuanto a los estorninos, forman bandadas enormes que es divertido contemplar siempre que no hayas tenido la mala suerte de que escojan como punto de reunión un lugar cercano a tu casa. Son muy ruidosos, no dejando dormir por el ruido que hacen, y crean problemas sanitarios. Su número y capacidad de adaptación los convierte en un elemento agresivo para el ecosistema, si bien no atacan: se limitan a ser muchos. Si alguna vez has visto un árbol sin hoja que, en pleno otoño, parecía estar repleto de follaje bullente y negro, lo que veías eran estorninos. Generalmente salen en los telediarios, y son noticia en esta época del año.
Las bandadas pueden ser de miles de individuos y tener un frente de un kilómetro. Pasan como una exhalación en un vuelo bajo (de hecho se puede oir el aleteo) y son un espectáculo fugaz y gratuito. Hay abundantes recursos sobre aves migratorias por ahí, así que, al igual que con la constelación de Orión, nos limitamos a señalar los acontecimientos que ocurren encima de nuestra cabeza.
soi un ave migaratoria y debido a quenosexistimos voi agobernarelmundo yosvoiamatar a todos..:!!!a pikotacozs...en el ...69 xdxdxd soi malevola y pornografica xdxdxd ire a zaragoza xla expo y podre poenros un chipatodos para mataros...
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La tira ecol ha vuelto.