Un telefilm o telefilme es una película pensada para emitir en televisión. Es decir, que sus productores no se plantean proyectarla en el cine porque no les merece la pena. Cabe imaginar que si alguien descarta mostrar su trabajo en las salas de cine, es porque entiende que no está a la altura (o que va a fracasar). O también porque no ha convencido a nadie de que la distribuya. De ahí es fácil deducir el tipo de película: actores semi o totalmente desconocidos, guiones de saldo, decorados de segunda mano. Carnaza para el mercado de videoclub y el cine por fascículos ya sea con el periódico o en coleccionables que compras en el kiosko. Ahora bien, no es exactamente una película de serie B, es decir, de bajo presupuesto. Digamos que es de presupuesto medio y de espíritu débil, sin ambiciones. Sin empuje, que diría Jack Aubrey.
En tiempos, el telefilm era un relleno de bajo presupuesto y argumento manido repleto de lugares comunes. El típico encuentro desagradable que veías, por ejemplo, cuando estabas enfermo y no ibas al colegio, una especie de entidad grisácea, anodina. Por supuesto, entre semana y en horas lectivas la tele era un páramo. Un páramo insulso y trillado, no uno salvaje e inquietante como el de ahora, con todos esos programas procaces y eminentemente agresivos en todas sus facetas. De ahí es fácil suponer el público objetivo del telefilme. Con mala suerte, amas de casa y niños enfermos. Con mucha suerte, películas para toda la familia, es decir, de esas que, en su afán de contentar a todo el mundo, no satisfacen a nadie.
Ahora bien, hace poco hablábamos aquí de cómo la televisión está dignificando el cine, y de cómo hay series de calidad, con buen guión e ideas innovadoras, realizadas a menudo para la televisión de pago (cable, satélite, adsl...). En poco tiempo he tenido ocasión de toparme con dos buenas películas que no me sonaba haberme perdido en la cartelera, y hete aquí que es que son telefilmes. Se trata de dos películas bélicas (deformación personal), pero merece la pena echarles un vistazo.
También entra aquí "Cuando callan las trompetas" (yahoo.es | imdb.com), otro clásico del cine de kiosko.
Se trata en todos los casos de películas muy dignas, con buenas críticas, entretenidas, con historias interesantes, buenos actores, buena recreación, un guión por encima de la media (intelectualmente, esto no resulta díficil en los tiempos que corren). Y lo mejor de todo: sin prima donnas, sin estrellas engreídas. Y con lo que se ahorran en farsantes, pagan a un buen guionista y dejan unos buenos efectos especiales o se financian la restauración de unos cuantos tanques de época que luego lucen fetén.
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La tira ecol ha vuelto.